Hoy hace un mes que he vuelto a trabajar. Después de 6 meses, (baja + permiso de maternidad + lactancia + vacaciones), volví a los ruedos. Y a lo grande, a tope de trabajo. Además casi a la vez que los niños al cole (de ahí el título del post).
La semana previa al dia V (de vuelta) sufrí el periodo de adaptación de D. a la guardería. Si, lo sufrí yo porque el niño ni enterarse. Como una rosa lo dejaba y recogía todos los días.
Yo sin embargo, lo he pasado un poco mal, la verdad. La idea de dejar al pequeñín, con mis luchas para conseguir que coma, tan indefenso, después de pasar 5 meses pegado a mi... a estar 10 horas lejos de sus papis me mataba. Tanto que tuvimos que cambiar de planes a última hora y en vez de estar toda la jornada ahí, por la tarde se quedaría con los abus. Una ñapa ya que no había mejor solución. Pero esto es otro tema… Las hormonas malditas me amargaron el inicio de septiembre y punto.
El día V coincidió con nuestro 2º aniversario de bodas, eclipsado totalmente por mi estado de ánimo. Menos mal que comenzaba con jornada intensiva y a las 3 ya estaba rumbo a mi casa.
Sin embargo, he de decir que la vuelta en sí no me ha costado demasiado. No me he visto oxidada y no me ha costado coger el ritmo. Si que es verdad que al principio, después de perderme 6 meses, hay cosas que han avanzado y estoy un poco out, pero como estoy con cosas nuevas no importa ;)
Así que, ¡vuelta al cole superada! ¿Lo malo? Que ahora me paso el día corriendo y me faltan 12 horas más para hacer todo lo que debería. Corriendo por la mañana, corriendo a la hora de comer, corriendo por la tarde… Corre, corre, corre. Siempre estoy con la sensación de que no llego. Esta debe ser la sensación de toda madre trabajadora de un bebé lactante.
En fin, poco a poco. Todos tenemos que adaptarnos a esta nueva situación.