El 1 de septiembre de 2016 desde luego no va a pasar a la historia como el mejor día de mi vida...
Primero, era el día que comenzaba el periodo de adaptación en la Escuela Infantil nuestro pequeño.
Segundo, día de pago de mis nuevas gafas.
Estas dos cosas ya las sabía, de acuerdo.
Pero a mitad mañana, y sin previo aviso, voy a mirar el móvil y estaba apagado. Intento encenderlo y nanai del peluquín. Lo pongo a cargar por si por un calentón o algo se ha quedado seco y no da señales ni de pillarlo. Allí ya me temo lo peor.
Lo destripo, saco batería, la pongo otra vez, intento encenderlo nuevamente y tampoco. CRISIS. El niño en la guardería y yo sin móvil.
Busqué por internet y me topé con "muerte súbita del Samsung"... Estupendo. Probé varias de las soluciones que encontré por ahí sin resultado. Así que me mentalicé a que había muerto ¡y sin posibilidad de hacer copias de seguridad! Di gracias porque casi todo lo tenía o en la nube o en la SD. Lo que iba a perder era mensajes de Whatsapp sí o sí.
Así que nada, para tener un día más redondo si cabe corriendo a comprar un móvil nuevo porque no podía tener el pequeño con otras personas sin estar comunicada. Además en dos días volvía al trabajo, el finde no íbamos a estar en casa... Madre mía. Otro gasto y pérdida de tiempo hasta que configuras todo.
El sustituto es un Huawei P8 Lite. Un móvil con más o menos lo que ya tenía sin que me dejara medio riñón para pagarlo. Claro que me gustaban más otros, pero me niego a pagar más de 300€ por un cacharro que me va a petar en 2 años, 3 con suerte.
A ver que tal resulta esta marca. De momento no tiene mala pinta pero ya echo de menos cosas como una mejor "integración" con la funda con tapa: descolgar sin abrir la funda, que se apague la pantalla al tapar la pantalla... Poco a poco.
DEP S4 Mini. Larga vida a Huawei.
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